Esta es
una de las lecciones más poderosas que he aprendido en los últimos años. Quizá,
la más poderosa. Y si tu la interiorizas, puede cambiar tu vida de manera
radical.
Lo que he
llegado a comprender es que los problemas, los tropiezos y los obstáculos que
enfrentamos en la vida, no son maldiciones en sí mismas.
Las
dificultades que experimentamos, si las encaramos con la actitud adecuada, las
podemos convertir en verdaderas bendiciones.
Todo lo
que nos ocurre es trabajable. A todo podemos sobreponernos y construir algo
bello a partir de esa experiencia.
Si ya se
que suena extraño (alguno dirá que ridículo), pero quédate conmigo e intentaré
explicarme.
Pero
antes de seguir, déjame hacerte una pregunta; en tu vida ¿cuáles son las cosas
de las que te sientes más orgulloso?
Verás que
lo que viene a tu mente son las cosas que más te ha costado alcanzar: avanzar
en tu educación, obtener un ascenso, criar un hijo, aprender otro idioma, son
algunos ejemplos.
Cuanto
más te esforzaste por conseguir algo, cuanto más difícil, más satisfecho te
sientes de la victoria. Es el sacrificio realizado lo que le da significado al
triunfo.
En la
pared de la oficina de Warren Buffett, por ejemplo, no está colgado el diploma
de graduación de la universidad, como suele acostumbrarse; ese no es del que se
siente más orgulloso.
El
diploma que está en su oficina es el que obtuvo por terminar un curso que
enseñaba a hablar en publico.
El
extraordinario inversionista le tenía pánico pararse enfrente de un auditorio.
La sola posibilidad de tener que hacerlo lo hacía que se marease e, incluso,
vomitar.
Sin
embargo, él sabía que hablar en público era necesario si quería prosperar como
profesional. Así que enfrentó y superó ese obstáculo.
Lo que al
comienzo parecía ser una gran barrera, un problema enorme, terminó
convirtiéndose en una fortaleza.
Lo
contrario también es cierto: si no nos cuesta nada, no significa nada.Esa es la
razón que explica porque las personas que se ganan la lotería, aunque al
principio experimentan un aumento en sus niveles de felicidad, pasado poco
tiempo regresan a los mismos niveles de satisfacción que tenían antes del golpe
de suerte.
Las
victorias regaladas, la prosperidad fruto de la suerte carece de significado.
El
hombre, para ser feliz, necesita de retos. Necesita desafíos que lo pongan a
prueba. Si todo lo obtenemos con facilidad, la vida se vuelve soporífera.
Dice Daniel
Kahneman, el psicólogo que ganó el Premio Nobel de Economía, que todo ser
humano, para sentirse satisfecho con su vida necesita dos cosas: poder contar
una buena historia acerca de ella y que el protagonista (es decir, el mismo)
sea un protagonista decoroso, no un pillo que cause vergüenza.
Y una
historia, para que resulte apasionante, se debe tratar del triunfo sobre la
adversidad. O si no fue posible la victoria, por lo menos que la derrota haya
sido digna y honrosa.
Con toda
seguridad que Rocky, la película Sylvester Stallone, habría resultado muy
aburrida si el aguerrido boxeador hubiera derribado a Apollo Creed con el
primer golpe del primer
asalto.
La
historia resultó memorable por la cantidad de obstáculos que Balboa enfrentó.
De la
misma manera, los obstáculos que enfrentamos en nuestra vida son lo que le da
significado y nos permiten construir una buena historia.
Nadie
quiere ser aquel personaje que ante toda adversidad se achicaba, que se
escondía, que no se atrevió a nada por miedo a fracasar y a la opinión de las
otras personas.
Todos
anhelamos ser ese protagonista que cuando las cosas se ponen difíciles da un
paso al frente y demuestra todo lo que vale.
Por ello,
nuestros fracasos, nuestras deficiencias, los recursos que no tenemos, son los
ingredientes que harán que nuestra historia, si así lo decidimos, sea una
historia extraordinaria.
Que nos
da (al igual que a Buffett) miedo hablar en público… bien, nos esforzamos y lo
superamos.
Que no
contamos con los conocimientos necesarios para hacer tal o cual cosa… bien,
pues aprendemos.
Que no
tenemos el dinero, que somos muy jóvenes, que somos muy viejos, que no tenemos
tiempo… todas esas son cosas que se pueden superar, basta con mirar la historia
de grandes personajes y encontraremos que muchos han logrado cosas
inimaginables a pesar de tener que enfrentarse a adversidades mucho peores.
Todo es
trabajable.
En
nuestro interior se encuentran los recursos necesarios para vivir una gran
vida. No una vida de comodidad y complacencia, ¡puaj! ¡guácala!
Sino una
vida de esfuerzo, de lucha, de levantarse después de cada tropiezo.
Esa es la
vida que, cuando estemos mayores y recordemos, nos hará poner una gran sonrisa
en nuestra cara.
Fuente:
https://www.notasaprendiz.com/blog/los-problemas-no-son-el-problema-es-tu-actitud
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